Duelo, música y poesía

Prólogo
 Corría el año 1965; mi familia compuesta por señora y dos hijos Ivonne Guillermo. Los niños iban a sus colegios; se había conectado, hacía pocos años, con poetas reconocidos, yo era conocido como psiquiatra psicoanalista, preocupado la salud mental; escribía cortos artículos en página editorial de El Tiempo. Entre nuestro círculo social amigos, existía un famoso cirujano, culto, escritor relatos, poesía ciencia; los compartíamos franja medicina, cada uno su especialidad; sin embargo, para él, debía tener respuestas incógnitas principios causalidad provenientes mente. Un sábado fuimos invitados casa poeta amigo distintas personas, entre ellos: Alfonso Bonilla médico Fanny Gómez que ama casa; Luis Carlos López, abogado las Altas Cortes Matilde Ospina, gran renombre. Igualmente estaba Jaime Paredes también quien columnista Tiempo sido Embajador Bolivia años 1946; es decir, 28 años; allí nos habíamos él muy cortés amable corta permanencia La Paz; señora, esposa, ese entonces, María Luisa Barea, española poeta. En entonces iba cumplir 38 y, ahora lo sigo siendo, enamorado vida. Ese día, después del almuerzo salimos patio; pidió le dejaran leer verso sobre “la muerte árbol”; así hizo. Cada leyó versos; Matilde, Luisa, (ver Cap. VII esta obra).